El cabo segundo Rodolfo Lussiano tenía 21 años cuando en diciembre de 1981 llegó por primera vez el Crucero ARA General Belgrano. Para el mes de abril cuando estalló el conficto bélico en el Atlántico Sur él y todos sus compañeros sabían que iban a estar involucrados en ello. 

El 16 de abril de 1982 el buque de 182 metros de largo con sus 1093 tripulantes zarpó de la dársena de la Base Naval Puerto Belgrano rumbo a Tierra del Fuego. Pocos días después, el 24 de abril, soltó amarras desde el puerto de Ushuaia. 

Lussiano era una de esas 1093 personas que por designios del destino sobrevivó, en el Atlántico quedaron sus dos compañeros con los que compartían sueños e ilusiones además de edad. En honor a ellos, a todos los caídos y con mucho dolor contó lo que sucedió el día del hundimiento. 

El día del hundimiento

El 2 de mayo a las 16:02 en 1982 un primer torpedo del submarino nuclear HMS “Conqueror” impactó en la sala de máquinas del ARA General Belgrano. Un segundo impacto destruyó la proa y el buque comenzó a irse a pique. 

“Cuando fue el ataque estábamos saliendo de la zona de exclusión, estábamos afuera (la establecieron los británicos en torno a las islas) y nos persiguió el submarino nuclear Conqueror. Se escuchó la primera explosión que por la onda expansiva yo volé por el aire. El primer torpedo yo lo escuché más, voló casi toda la proa del barco, el segundo entró por la parte de popa y empezó a entrar agua”, contó entre lágrimas días atrás al medio AM 1050.

Según su relato “en aquel momento ese torpedo que destruyó la proa pasó donde estuvo 10 minutos antes sentado en su cama”. En esa zona una de las áreas era la de descanso y había ido hasta allí a despertar a sus otros compañeros que tenían que hacer el relevo. 

Rodolfo recordó todo lo sucedido y lo dedicó a sus compañeros caídos.
Rodolfo recordó todo lo sucedido y lo dedicó a sus compañeros caídos.

Fe, miedo y espera

Pasaron 22 minutos después del primer impacto y se ordenó el abandono de la embarcación. Las balsas que llevaban a quienes habían sobrevivido se dispersaron en medio de fuertes vientos y olas que dificultaban aún más la situación. 

La parte de los costados el barco tenía una coraza bastante considerable, yo hice pie y me sostenía de la soga, habían ingresado a la balsa un par de compañeros. Se movía mucho por el viento y cuando me caí al agua tuve que nadar hasta la balsa, no me podía subir después y mis compañeros me tomaron de los cabellos y me subieron”, describió Rodolfo sobre ese momento pasadas las 16 horas. 

Su vestimenta consistía en una remera de grafa, camiseta, borcegos y pantalón, además de la comida que había ingerido a la mañana. Arriba de esa balsa había 21 personas en total y excedían por mucho la capacidad, pero se mantuvieron juntos tres noches y casi cuatro días cuando los rescataron. 

Nos rescató el ARA Bahía Paraíso, un buque hospital. Cortamos las balsas de la unión del Belgrano que desaparecía en la inmensidad del Atlántico y a la noche la unión de las balsas desapareció y la mayoría habían sido rescatados, pero nosotros nos íbamos hacia el sur navegando y fueron tres noches y casi cuatro días sin tomar, ni comer nada, solo con 21 años de vida”, afirmó entre lágrimas. 

Rescate

La balsa se mantuvo firme durante todo ese tiempo, nunca se desinfló a pesar del peso que cargaba, a bordo también agua y comida, pero no la tocaron por dos razones. En primer lugar un conscripto que estaba allí había sido operado del apéndice dos días antes y le dieron el agua y segundo temían por la cantidad de días que pasarían hasta que los encontraran. 

En el interior del techo de la balsa había humedad, pasábamos las manos ahí y nos humedecíamos los labios. Había elementos de supervivencia, pero no los queríamos tocar porque no sabíamos cuánto estaríamos ahí”, agregó Lussiano.

Los días pasaban y ellos esperaban, se aferraban a la fe de que llegaría alguien en su rescate y cuando transcurría su cuarta jornada a la deriva sucedió lo que más deseaban. Escucharon primero aviones sobrevolando y después llegó el buque hospital. 

Ese hecho encierra una historia en sí misma en hizo llorar al veterano. “Con el tiempo hablé con el piloto y me dijo que ya se iban porque no tenían más combustible. Un mecánico dijo que dieran una vuelta más y nos encontraron a nosotros, si se iban nadie nos iba a encontrar, no íbamos a aguantar”.

Los hermanos de la vida de Rodolfo Lussiano, ellos yacen como custodios eternos en el ARA General Belgrano: José Lucero, Anselmo Melian y Fernando Lugo (de izquierda a derecha).
Los hermanos de la vida de Rodolfo Lussiano, ellos yacen como custodios eternos en el ARA General Belgrano: José Lucero, Anselmo Melian y Fernando Lugo (de izquierda a derecha).

Dedicatoria

Lussiano dijo que revivió todo al contar los hechos, pero en vez de calificarlo como bueno o malo expresó: “Es lo que me toca, recordé cosas que no quería recordar”. Sus palabras las dedicó a los compañeros que quedaron en el Atlántico, en especial a los tres que estaban siempre a su lado.

Anselmo Melian, Fernando Lugo y José Lucero son mis compañeros, hermanos míos que fallecieron, misma edad y mismas ilusiones. En ellos va mi homenaje a los 323 héroes que custodian allá en el Atlántico Sur a 4500 metros de profundidad, lugar nombrado tumba de guerra por el Congreso de la Nación”, cerró.

Sobre el Crucero ARA General Belgrano

La designación como lugar histórico nacional y “tumba de guerra” se estableció por medio de la Ley 25.546. La norma reza “declárase lugar histórico nacional y tumba de guerra al área donde se encuentran los restos del buque Crucero ARA General Belgrano y de los 323 tripulantes que allí reposan, hundido el 2 de mayo de 1982 en la zona económica exclusiva argentina”.

En el segundo artículo señala qué propósito tiene la disposición legal: “ El Poder Ejecutivo dispondrá las medidas que aseguren que los restos de los tripulantes que allí yacen no sean perturbados, mientras la mayor parte de sus familiares no reclame su recuperación.Se aplicarán idénticas medidas respecto de los restos materiales en relación a su posible remoción o alteración por acciones que se dispusieran en el futuro”

Aquel fatídico día donde el ARA General Belgrano se hundió 323 personas perdieron la vida, 770 fueron rescatadas y unas 100 estaban en condición de náufragos al momento que los encontraron. Constituyen casi la mitad de los fallecidos durante la guerra de Malvinas.

El crucero tardó una hora en irse a pique a 4.200 metros bajo el mar, en el fondo de la cuenca de Los Yaganes, al sur de las Malvinas. Fue la mayor tragedia naval de la historia de la Armada Argentina. 

Casi 300 personas murieron en el primer instante del ataque; el resto falleció en las balsas por las heridas, el frío o el oleaje. El crucero estaba a 210 millas al sur de la isla Gran Malvina. 

  • Fuentes: información del Ministerio de Defensa y relato de AM 1050